Los inicios
El nombre de Peñarol proviene de  una ciudad piamontesa, Pinerolo, que por su parte tomó el nombre de una especie  de pino de dicha región: el "Pinus Aerolus", que luce estilizado en  la heráldica lugareña. Pinerolo es una ciudad de unos cincuenta mil habitantes,  aproximadamente, cabeza de distrito, sede episcopal y estación ferroviaria  entre Turín y Torre Pellice.
¿Cómo llegó dicho nombre a  Montevideo? Pasada la mitad del siglo XVIII, Giovanni Battista Crosa, natural  de Pinerolo, se afincó en el paraje de campo abierto junto a la propiedad del  abuelo de José Artigas. Casado con Francisca Pérez Bracamonte, gallega,  Giovanni debió castellanizarse, incluso su apellido, al que emocionadamente  agregó "Pinerol", en piamontés, deformado luego a Peñarol y agregado  definitivamente como apellido por sus descendientes.
De ahí que el paraje se llamara  popularmente "lo de Peñaro". El Pueblo, la Villa Peñarol, tomó  su nombre oficialmente a fines de 1890, pocos meses antes que se fundara el  club, y en las cercanías del apartado lugar, donde se había radicado Don Juan  Bautista Crosa Peñarol, uno de cuyos descendientes fue el conocido guerrero de la Independencia: Cnel. Félix Croxa Peñarol.
Por la necesidad de tener lugar común de reunión y desarrollar socialmente a los habitantes de la zona, es por lo que se funda el Centro Artesano.
En el Centro Artesano se  celebrarán los festejos y las conmemoraciones de las fechas magnas de la República. Era  magisterio y manifestaciones populares, alegría y trabajo.
Atendidos los requerimientos de la cultura y la expansión espiritual, se pensó en la creación de otro centro independiente del anterior que atendiera el cuidado de los deportes que por entonces eran tres: cricket, fútbol y tenis.
Nace así el Central Uruguay  Railway Cricket Club (CURCC), el 28 de Septiembre de 1891. Habría que  trasladarse hasta la   Villa Peñarol, al lado de toda la maquinaría ferroviaria.  Allí se daba vida al más glorioso club del país y a uno de los más gloriosos del  mundo entero.
El día de la fundación se estampó  en el libro de actas: “será eterno como el tiempo y florecerá en cada  primavera...” La frase, de ‘El Libro de las Profecías’, apunta justamente hacia  quienes alguna vez discutieron la continuidad peñarolense en el tiempo.
El renacer primaveral, el  florecer de cada septiembre, no solamente es el secreto de su eternidad sino  que es una realidad incontrastable en la vida de Peñarol, todos los trofeos,  los colores, la enseña, los registros sociales, la plantilla de jugadores y  cuanto da representación y vida a una entidad, pasó a la dirección política  criolla del club. Fue el renacer más importante de todos los renaceres.
Un club británico, fundado en el  apartado Pueblo Peñarol por un núcleo apenas ferroviario y con una directiva de  oficio presidida por el administrador del ferrocarril... Pero Peñarol no era  solamente eso. Y así, siendo pueblo y un pueblo deportivo extendido a través de  todas las barriadas, supo sostener la bandera con el corazón y asentar su florecer  eterno.
La historia de Peñarol puede  resumirse fácilmente: un espíritu generoso invitando al esfuerzo físico; una  bandera deportiva extendida a través de todos los rincones de la patria; y una  cosecha de triunfos esplendorosa, disfrutada en contagiosa comunicación de  pueblo.
Su denominación anterior pudo  llamar a equívocos, aunque jamás nadie sintió gritar otra cosa que Peñarol,  Peñarol campeón; a lo largo del siglo nadie gritó Central, ni Cen-Uruguay, ni  CURCC.
Aunque hasta el 13 de Diciembre  de 1913 no tomará oficialmente el nombre de Peñarol, siempre fue Peñarol, y  siempre fue “el carbonero” en clara alusión a su estirpe ferroviaria. El  carbonero era el empleado que se encargaba de alimentar con carbón el fuego de  la locomotora. Uno de los trabajos más duros del ferrocarril, precisaba de  hombres fuertes que pudieran hacer la incansable tarea de apalear  constantemente al candente fuego de las calderas.
Ya en 1895 había tenido su primer  capitán criollo, Julio Negrón, y toda una generación de jóvenes de la Villa epónima había crecido  agitando con orgullo las banderitas aurinegras.
A la continuidad histórica, se  agrega la unidad sociológica entre aquel sentir peñarolense de la Villa y el actual ya  trascendido a todos los rincones de Uruguay y con notoriedad en América y el  Mundo.
Todo nació desde el Centro  Artesano en el Pueblo Peñarol, la Institución que trascendió a su origen británico  y a su cuna lejana; el eterno como el tiempo, que florece en cada primavera...
Peñarol, en Mayo de 1892,  iniciando la práctica del deporte que sería popular por excelencia, jugó  amistosamente con el Albion, en Punta Carretas. El Albion de Lichtenberger  derrotó por 3 a  1 a  Peñarol y Arthur "Papá" Davenport fue el autor del primer gol  aurinegro.
El campo de Villa Peñarol se inauguró  el 25 de Mayo de 1892, que en aquel entonces era Fiesta Nacional (rioplatense).  Engalanado con banderas oriental, argentina, del Albion, la clásica británica  de la "Unión Jack" y la primitiva enseña del CURCC, el campo era un  hermoso campo de juego con un alambre de un hilo a su alrededor.
Las crónicas afirman que dos mil  personas rodearon el campo, que estaba frente a los Talleres, concurriendo en  masa el personal obrero, de administración y de servicio del ferrocarril. El  resultado fue de 4 a  1 para Albion, anotando Jones para aquella formación de  jugador-dirigente-hincha que era el Peñarol naciente.
La historia del Peñarol está  íntimamente abrazada con el gol. Si el resultado es el cuerpo, el gol es la  piel, el músculo en tensión, la mente que lo crea. El gol es alivio, milagro,  honor, venganza, fortuna...
Pues bien, el primer gol oficial  fue contra el Albion, por la Copa Competencia de 1900, y lo marcó Guillermo  Davies. Eso fue en el Paso Molino el 10 de Junio (Peñarol ganó dos a uno). El  15 de Julio los aurinegros ganaron el primer clásico, amistoso -2 a 0- en el Parque Central.
Belvedere, Parque Lugano,  canchita de Wanderers en Millán, del Bristol en Maroñas, la leonera del  Reformers, la gallera del Dublín... Después el Parque de los Aliados, el nuevo  Parque Central, el estadio Centenario... Todos han sido escenarios que han  recogido goles de este club amado por medio país.
El conjunto aurinegro de 1905  ganó invicto y sin goles en contra, es decir, imbatido, la Copa Uruguaya. El  Peñarol de 1905 tenía claro acento criollo, con los Carbone, Pancho en la  portería e imbatido de esa Copa y Luis al lado de Mazzucco. De medio derecho  jugaba Ceferino Camacho, hermano de Juan y del goleador Aniceto.
Con Pena, los Acevedo (Edmundo y  Amílcar), Mañanita y ‘Perucho’ Zibechi, el aporte oriental era mayoritario.
En 1907, en Maroñas, campo en  esos momentos del viejo River Plate, volvió a ganar el decano con gol de  Aniceto. Se habían incorporado a Peñarol los Manito, Guillermo, Miguel y  Agustín, que apuntaba como sucesor de Aniceto.
Pero surgió José Piendibene. La  afición le creyó inglés, pero luego le vio magistral y le llamó  "Penita" (por Juan Pena). El Parque Central, escenario propiedad de  una empresa tranviaria, fue el campo de las más grandes hazañas de José Piendibene.  Con el tiempo, sumaría más goles que nadie -de su época- contra el adversario  de todos los tiempos, Nacional.
Desde 1911, Piendibene fue el  "Maestro", bautizado con la celeste en el pecho. Para la evocación de  sus goles aurinegros quedan muchos inolvidables a lo largo de sus dos décadas  de jugador goleador incomparable.
Técnica y espectacularidad. Los  goles de Piendibene se caracterizaban por lo primero: un remate suave, con más  dirección que fuerza, con más efecto que potencia. Espectacularidad tuvieron  los goles de Isabelino Gradín, con tiros impresionantes de media distancia
Antonio Sacco fue un  extraordinario jugador de fútbol. Tiempos en que el trato de la pelota era lo  fundamental, jugando con Anselmo y el "Maestro", a ese placer agregó  la sal de sus goles decisivos.
Sacco definió nada menos que tres  clásicos contra Nacional. Y como para pasar a la historia, los tres 1 a 0, en escenarios  diferentes: en el Parque Central, el 19 de Abril de 1926, en Pocitos el 23 de  Mayo de ese mismo año, y en el Estadio Centenario, en 1930.
Este último correspondió a la Copa Uruguaya de  1929 y se jugó en el cumpleaños de Peñarol (28 de Septiembre) del año del  Centenario patrio. Fue el primer clásico en el estadio.
En 1932 comenzó la era  profesional. Un jugador que brillaría con luz propia a lo largo de los años fue  Raúl Antonio Schiaffino, "El pequeño maestro". En su regate de  cintura mostraba el arte de Piendibene. ‘Toto’ Schiaffino fue el espejo donde  se miraron muchos jóvenes a la hora de empezar a tocar un balón.
Una figura histórica en el seno  del Peñarol fue Arthur William Davenport. Nacido en 1866, fue primer secretario  de la Institución,  en carácter de fundador y primer autor de un acta en castellano. "Papá"  Davenport fue el autor del primer gol del Peñarol de todos los tiempos, en Mayo  de 1892 contra el Albion.
Acompañó a Peñarol hasta su  alejamiento de Montevideo en 1937. En 1951 participó en los festejos del 60ª  Aniversario del Club. A los 85 años, tenía un aspecto patriarcal, reflejando  una personalidad simpática y atrayente. La misma que inculcó al conjunto  aurinegro. Falleció en Londres en 1953.
Y para no perdernos en el tiempo,  habrá que destacar los hombres que hicieron posible que la historia de Peñarol  fuera eterna como el tiempo y floreciese cada primavera.
José Piendibene fue jugador de  fútbol, con letras mayúsculas. Mostró un camino de la mano de la técnica con su  pase de muleta, su peinada, su remate de tornillo o de puñalada; puso la grifa  en el costado de cada fotografía de sus goles de bostezo, de cachetada, de  pelota dormida.
Y puso el sello mayor: fue  goleador. Nadie vestido con la celeste le hizo más goles a Argentina; hasta su  desaparición física, nadie vestido con la aurinegra le anotó más goles a  Nacional...
Dos récords trascendentes, de primera  línea, de emoción mayor. José Piendibene le enseñó al mundo futbolístico que  para ser crack y pasar a la historia había que ser goleador.
José Piendibene fue el primero al  que su grandeza en el tiempo y su extraordinaria jerarquía le valió el unánime  reconocimiento de "El Maestro".
Rubio, alto, flexible, a los 17  años comenzó a sembrar una maravillosa escuela de fútbol que contagiaría al  mundo futbolístico. De carrera zigzagueante, capaz de regatear toda una  defensa, marcó una época en el fútbol uruguayo.
Si grande fue lo de Piendibene,  trastocando todo lo conocido hasta integrarse en una primera gran formación  internacional, también fue grande, aunque sin alcanzar los niveles de hechizo  del "Maestro", el aporte de otro hombre de la oro y negro: John  Harley.
Fue el mismo Piendibene quien lo  escogió, y el hecho conviene recordarlo. Harley vivía en Argentina y actuaba  con Ferrocarril Oeste cuando en un amistoso con Peñarol el "Maestro"  advierte que su fútbol tenía poco que ver con lo conocido, apreciando la  facilidad y claridad con que pasaba la pelota dominada a sus compañeros de  adelante.
Piendibene planteó que se  consiguiera su traslado a Montevideo para defender a Peñarol, en lo que  constituye la "transferencia" más influyente de toda la historia del  fútbol uruguayo.
Harley se "acriolló" de  tal manera que ganó las simpatías generales por sus dotes personales y  extraordinaria capacidad para dar la vuelta a conceptos, en lo que formó un  único y formidable binomio de "revolucionarios" con Piendibene.
Jugando la pelota a ras del  suelo, colocando el pase justo, evitando el "bombazo" contra el que  luchaba desesperadamente Piendibene, con un impecable juego de cabeza, imprimió  al fútbol uruguayo una de sus claves siempre: el pase corto.
Uno, Piendibene, "creó"  el fútbol uruguayo dotándolo de riqueza técnica, y otro, Harley, aumentó sus  valores con el pase corto. Y ambos fueron hombres de la gloriosa enseña peñarolense  como para que siempre con la celeste constituyeran casi una misma cosa.
Y con estos antecedentes nos  presentamos en el final de la década de los 40. El Peñarol del 49 no se borra  de la mente de los aficionados aurinegros.
Y para no errar en datos  importantes, Juan Alberto Schiaffino, con su tradicional capacidad de análisis,  da una visión muy particular de las características del Peñarol del 49:  "El papel de don Emerico  Hirsch era fundamental, pues entrenaba y dirigía, es decir: nos preparaba  físicamente y nos ubicaba en la cancha. No todos los jugadores hacíamos el  mismo trabajo físico y era frecuente que yo diese unas vueltas al campo e  hiciera poco fútbol. Era una hombre de vasta experiencia, y armó el equipo  enseguida.
Desde luego que fue  tácticamente más prolijo el Peñarol del 51, por la evolución lógica e incluso  el cambio de algunas figuras, como el ingreso de Abbadie principalmente.  Jugábamos en WM y la base del éxito, hablando de 1949, estaba en la gran  efectividad.
El Peñarol del 49 era un  equipo que contaba con dos delanteros muy veloces y atentos al cambio de frente,  lo que abría brechas para la contundencia de los demás y de un ataque que tenía  todo: velocidad, táctica, habilidad y potencia.
El líder era el diálogo y  el valor individual de los jugadores, dúctiles y poseedores de recursos  técnicos y tácticos. Es muy difícil que pudiera darse en este momento un equipo  como aquél, entre otras cosas porque perteneció a una etapa de nuestro fútbol  diametralmente distinto al de ahora y por la carencia actual de grandes  individualidades.
El mejor recuerdo del  Peñarol del 49 era la seguridad con que arrasamos los campeonatos locales. En  la defensa las cosas no eran muy parejas, primando también las individualidades  para alcanzar un rendimiento efectivo. Pero la tranquilidad que teníamos  adelante era absoluta: cada fin de semana era una fiesta".
Así pues, de manera escueta y  profunda, Schiaffino nos ha relatado convenientemente cómo era el Peñarol de un  año que marcó varias décadas.
El año 1959 preparaba un  acontecimiento magno en la historia de Peñarol. Empezaba a originarse la Copa Libertadores.  En Montevideo hay un dicho que refleja el pensar aurinegro: "Peñarol le  echó sal, Peñarol la preparó, y este pícaro Peñarol se la comió, se la  comió". Y es que el conjunto uruguayo tuvo mucho que ver en la  constitución de la Libertadores.
La Copa de Campeones fue una  idea de la   Asociación Chilena de Fútbol, pero en nadie halló ambiente  mas propicio que en el seno de Peñarol y más precisamente en su delegado  titular como parte de sus funciones al asumir la representación de la entidad y  su visión personal del "adelantado".
En el Congreso realizado en  Santiago en el 59 junto al Dr. Juan Carlos Bracco concurrió como representante  ahora de la Asociación  a tratar como punto principal la creación de un campeonato de esas  características.
El Congreso designó una comisión  para redactar las bases del primer reglamento de la Copa que en su mayor parte  continúa vigente y Washington Cataldi fue uno de sus miembros.
Peñarol -en medio de  descreimiento- tomó casi con pasión la idea y se convirtió así en su abanderado  desde aquellos días augurales.
Terminaba la idea de un fútbol  local, que limitaba los títulos a las satisfacciones personales,  "íntimas", de los países: se abría un horizonte de posibilidades que  los miembros del Consejo Directivo abarcaron de inmediato en toda su  extraordinaria dimensión.
Peñarol aparecía así como el gran  abanderado de una gran idea, y asoció su nombre desde los primeros difíciles  pasos.
EI 19 de Abril de 1960 el Estadio  Centenario de Montevideo fue testigo del echarse a rodar la pelota, comenzando  el primer Campeonato de Campeones.
El 19 de Junio de 1960 el Peñarol  empataba a uno en Asunción frente al Olimpia y levantaba por primera vez la Copa Libertadores.  Se iniciaba así el camino de éxitos que marcaron y marcarán la intrínseca  historia del club aurinegro.
Cinco Copas Libertadores adornan  sus vitrinas, lo que viene a significar que es el segundo club de América con  más trofeos. Solo el Independiente de Avellaneda le supera, con siete títulos.
Si el Peñarol fue el club que más  interés puso en que la idea de lanzar una Copa de Campeones se llevara a cabo,  no podía ser menos a la hora de su consecución.
No cabe duda que Peñarol sabía el  realce que daría a nivel internacional la consecución de este preciado trofeo,  que no olvidemos tiene en la dificultad su mayor virtud.
Así como Peñarol fue el  adelantado en toda la Copa,  y así como inauguró las despedidas, también inauguró los retornos triunfales.  Al día siguiente del decisivo encuentro en Asunción, se vivió la primera apoteosis  al arribar la delegación.
El aeropuerto resultó pequeño y  los aledaños también. Cuando el ómnibus que recogió a los viajeros puso rumbo  al centro de la ciudad, se improvisó una caravana de victoria que recogió a su  paso el fervoroso saludo del pueblo amarillo y negro en cientos de miles de  personas. Peñarol, raíz del pueblo, estaba en sus brazos.
El impacto de la victoria a nivel  continental no se detuvo ahí: al día siguiente Washington Cataldi por Peñarol,  y el presidente de la   Asociación, Fermín Sorhueta, viajaban especialmente a Madrid para  echar las bases de la   Copa Mundial de Clubes, la Intercontinental,  que en 1960, en su primera edición, ganara el fabuloso Real Madrid al empatar  con Peñarol 0-0 en Montevideo y derrotarle en Madrid.
Aquel entusiasmo desatado por las  conquistas a todo nivel, la idea de un Peñarol avasallante, hicieron nacer como  natural expresión popular el famoso "Y dale dale los Peñaroles...",  que llenó una época y está ahí, junto a cada gran éxito, listo para salir de la  garganta del pueblo y echar a volar como las campanas que anuncian una gran  fiesta.
La difusión de la letra y la  música singularmente pegadizas fueron inmediatas y constituyen el himno popular  por excelencia. Nada más justo que haya aparecido a comienzos de la década del  60, años esplendorosos cuya iniciación hemos historiado y cuyos alcances  todavía se perciben.
Sí fue el despegue del fútbol del  país, el rompimiento de las antiguas barreras que lo limitaban a una lucha  doméstica sin otro objetivo que la imposición local, fue también y esto no es  de casualidad, el despegue, la proyección mundial antes que ningún otro club de  América del glorioso Club Atlético Peñarol.
Al alcanzar Peñarol el mayor  éxito interclubes del mundo Copa Europea, Sudamericana o Copa Intercontinental  apareció y se popularizó la letra con ritmo murguero y música conocida en el  Río de la Plata. Esa  canción de homenaje y aliento fue registrada por Bernardo Abate, un autor de  cuño futbolístico desaparecido en 1978.
"Y sí, señores, soy aurinegro.
Y sí, señores, de Peñarol...
en esta tarde tan futbolera
el hincha espera tu acción triunfal.
Y dale, dale, los peñaroles
y dale, dale, de corazón...
porque esta barra tan futbolera
con toda el alma te vino hoy a alentar..."
Campeón de América y el mundo (1961-1969)
Al siguiente, el club estuvo a un  paso de alcanzar se tercera consagración el Copa de Campeones, sin embargo,  tras perder en la primera final por 0   a 1 y ganar la segunda llave, en un partido marcado por  los incidentes, por 3 a  2, debió disputar una tercera definición, en el Estadio Monumental de Buenos  Aires Peñarol cayó ante Santos, equipo en el que destacaba entre otros Pelé,  por 3 tantos a 0, viendo de esta manera impedida su intención de alzar un nuevo  campeonato continental. Tuvo como consuelo la obtención del campeonato  uruguayo, lo que le valió obtener su primer quinquenio de oro (1958-1962).
Tras una temporada sin títulos,  en la que destacó a nivel internacional por obtener la llave con mayor  diferencia de goles en la historia de la Copa Libertadores  luego de superar en el global por 14   a 1 al Everest de Ecuador (5 a 0 y 9 a 1), Peñarol obtuvo el  campeonato uruguayo en 1964 y 1965, éste último año además alcanzó la final de  Copa Libertadores en la que fue derrotado por Independiente de Avellaneda. No  obstante, en 1966 Peñarol obtuvo su tercera consagración como campeón de  América, luego de derrotar a River Plate en un tercer partido de definición  jugado en Santiago de Chile por 4 tantos a 2. Ese año también obtuvo su segunda  Copa Intercontinental tras superar al Real Madrid por 2 a 0, tanto en el Centenario  como en el Santiago Bernabéu.
En los siguientes años, Peñarol  continuó obteniendo logros a nivel nacional e internacional, destacando la obtención  de los campeonatos nacionales de 1967 y 1968, y de la Supercopa de  Sudamericana de Campeones Intercontinentales en 1969, torneo que agrupó a los  clubes sudamericanos que hasta ese momento habían ganado la Copa Intercontinental  y que fue reconocido oficialmente por la Conmebol en 2005. Durante este periodo Peñarol  consiguió, además, el mayor invicto registrado en el campeonato uruguayo, el  cual se prolongo por 56 partidos entre el 3 de septiembre de 1966 y el 14 de Septiembre  de 1968, cuando cayó derrotado 0   a 2 ante Liverpool. Ésta marca corresponde además al  invicto más prolongado realizado por algún club sudamericano en torneos  profesionales de primera división y el segundo si se considera la etapa amateur,  por detrás de Boca Juniors.
En 1970, Peñarol alcanzó  nuevamente la final de Copa Libertadores, en la cual cayó derrotado por  Estudiantes de La Plata.   Cabe resaltar que en aquel torneo el club logró la mayor  goleada en la historia de la competición, luego de batir a Valencia de  Venezuela por 11 a  2. Al año siguiente, en un torneo dividido en dos fases, Peñarol se ubicó  segundo por detrás de Nacional. Al cabo de la primera etapa, el club acumuló 32  puntos, misma cantidad que Nacional, sin embargo no pudo mantener el ritmo en  la fase final, en la que sumó 7 unidades, 1 menos que los tricolores. Tras  terminar nuevamente como subcampeón en 1972, en 1973, año en cual llegó a  Peñarol el goleador histórico del club y del fútbol uruguayo Fernando Morena,  el club obtuvo el campeonato uruguayo, honor que repitió en 1974 y 1975. En  1974 Peñarol se convirtió en el primer cuadro uruguayo en ganar por Copa  Libertadores en Argentina, luego de derrotar a Huracán en Buenos Aires por 3 a 0.
Luego de ubicare segundo en 1976  y 1977, al año siguiente, Peñarol ganó su vigésimo cuarto campeonato uruguayo,  temporada en la que Fernando Morena marcó dos récord, el de mayor número de  goles convertidos en una temporada (36) y la mayor cantidad de anotaciones en  un partido, convirtió 7 frente a Huracán de Buceo.
La década de los ‘70 se cerró de  buena manera con la obtención de un nuevo campeonato nacional.
Tras comenzar la década de los  años 1980 ubicándose en el tercer lugar, en 1981 Peñarol se consagró nuevamente  campeón uruguayo tras superar por tres puntos Nacional. En el equipo campeón  destacaron las figuras de Rubén Paz, goleador del torneo con 17 tantos, y  Fernando Morena, que esa temporada retornó al club por la cifra récord, hasta  ese instante, de U$S 1.029.000.
Al año siguiente, Peñarol obtuvo  nuevamente la Copa   Libertadores luego de superar a Cobreloa en condición de  visitante por 1 a  0, con gol de Fernando Morena en el minuto 89, quien además fue goleador del  certamen continental con 7 tantos. En el segundo semestre, Peñarol repitió el  campeonato uruguayo, nuevamente con Morena como goleador con 17 anotaciones, y  se adjudicó por tercera vez en su historia la Copa Intercontinental,  al vencer al Aston Villa de Inglaterra por 2 a 0.
En 1983, el club realizó un discreto  papel a nivel local, ubicándose en el séptimo puesto, no así en plano  internacional, en el que tras superar en semifinales a Nacional, alcanzó una  nueva final de Copa Libertadores, sin embargo, no logró revalidar el título del  año anterior al caer ante Gremio de Porto Alegre. En 1985 y 1986, el club se  alzó nuevamente con el campeonato uruguayo, siendo la última de estas  conquistas particularmente singular, puesto que, los problemas económicos del  club no le permitieron disputar el primer partido de ese año, perdiendo en  consecuencia los puntos, no obstante, se acordó que en el caso que Nacional  superara a Peñarol con menos de 2 puntos de ventaja, se disputaría un partido  de definición. A fin de campeonato, Nacional solo supero a Peñarol por un punto,  por lo cual se jugó la final en la   Peñarol se impuso por 4 a 3 en la tanda de penales. En 1987, el club  pese a los innumerables problemas económicos además de juventud del platel, 22  años de promedio, se coronó por quinta vez campeón de Copa Libertadores, al  batir a América de Cali, por 1 a  0 con gol de Diego Aguirre en el minuto 120 del alargue. Como curiosidad esta  fue la tercera Copa Libertadores obtenida por Peñarol en el Estadio Nacional de  Chile.
A pesar de su éxito en el plano  internacional, ese año Peñarol no realizó una buena actuación en el campeonato  uruguayo, posicionándose en el octavo puesto, en los años posteriores pese a  mejorar su rendimiento no logró adjudicarse algún torneo.
A mediados de 1990 la directiva  de la institución decidió contratar al ex seleccionador argentino César Luis  Menotti con el objetivo de recuperar el título de campeón uruguayo, que Peñarol  no ostentaba desde 1986. No obstante, el club no realizó una buena campaña en  Campeonato Uruguayo, finalizando solo en la tercera posición a ocho puntos de  Bella Vista. En tanto que en el plano internacional fue eliminado en  semifinales de la   Supercopa Sudamericana por Olimpia de Paraguay. Ese año  además fue constituida una comisión especial a fin de organizar los  preparativos en conmemoración a los cien años de vida del club, la cual estuvo  presidida por el ex presidente de la República Julio María Sanguinetti. Sin embargo,  en forma paralela la plana directiva del Club Nacional de Football conformó la  denominada “Comisión del Decanato” que rechazó abiertamente la celebración del  centenario, reviviendo la polémica en torno a la fecha de Peñarol y a su  vinculación con el CURCC.
Al año siguiente, ya sin Menotti  en el banquillo e impedido de participar en la Copa Libertadores  de América, dada su temprana eliminación de Liguilla Pre-Libertadores, Peñarol  festejó su aniversario número cien en el marco de la suspensión del Campeonato  Uruguayo, luego de que la AUF  determinase dicha medida hasta que las instituciones afiliadas a ella aceptaran  una serie de medidas que tenían como objetivo evitar actos de violencia.
Posteriormente, en 1993 de la  mano de la llegada del internacional uruguayo Pablo Bengoechea y bajo la  conducción técnica de Gregorio Pérez, el Club Atlético Peñarol conseguiría su  segundo quinquenio histórico siendo campeón durante 5 años consecutivos del  Campeonato Uruguayo entre 1993 y 1997.
En el año 1998 pierde la  oportunidad de lograr un inédito sexenio, logrando su eterno rival Nacional  cortar esta histórica oportunidad al ganar los dos torneos cortos (Apertura y  Clausura), siendo la segunda y hasta hoy última vez que un club lo conseguía  desde 1994, cuando Peñarol obtuvo los dos campeonatos, pero perdió el Apertura  para Defensor Sporting por una sanción de quita de puntos por actos de  violencia de su barra brava.
En el año 1999 se vuelve a  coronar campeón uruguayo otra vez de la mano del técnico Julio Ribas, con una  campaña impresionante en el Clausura, que batió el record de goles de la  popular "Máquina del '49", equipo de Peñarol integrado entre otros  por Juan Eduardo Hohberg, Juan Alberto Schiaffino, Alcides Edgardo Ghiggia y  Oscar Omar Míguez.
El equipo marcó en total 47 goles  en 14 partidos, con 12 triunfos y 2 empates. El récord fue el arranque, con 8  triunfos sobre 8 encuentros jugados, y 37 goles a favor en esos partidos, dando  un impresionante promedio de 4,625 goles por encuentro.
El nuevo siglo trajo a las  vitrinas de Peñarol el Torneo Uruguayo de 2003. Nacional accedió a la final al  haber ganado el Apertura y Peñarol al lograr ganar el Clausura. El equipo  carbonero se consagró campeón en un sólo partido (ganó 1 a 0 con gol de Joe Bizera)  porque tenía esa ventaja al haber ganado también la tabla Anual. Pero de ninguna  manera este título disimulaba la crisis en la que se encontraba desde hacía  años desde lo institucional y lo deportivo con una sequía inusual de títulos.
En Agosto de 2007 fallece un  emblema del "Carbonero", el verborrágico José Pedro Damiani, a raíz  de los problemas renales que sufría, y con él se va un pedazo grande de la  mejor historia aurinegra.
Fue uno de los tres presidentes  más destacados de la institución junto a Gastón Güelfi y Washington Cataldi.  Una de sus principales virtudes era la austeridad económica a la hora de levantar  al club de su pésima situación financiera, haciendo gala de su título de  Contador Público. Como decía Cataldi: “llamen a Damiani que se prende fuego”.
Había tomado la conducción del  club en 1987 cuando Peñarol pasaba sus peores momentos deportivos y económicos.  En 1987 con un plantel muy joven logra obtener la quinta Copa Libertadores de  América en una final electrizante ante América de Cali en Santiago de Chile.
En 1989 deja la conducción de  Peñarol en acuerdo con Cataldi para que éste tomara la presidencia del club.  Vuelve en 1993, período en el que logra obtener el segundo quinquenio de Oro  (1993-1994-1995-1996-1997) formando un plantel maduro, con varias figuras que  estaban de regreso desde Europa y con la consolidación de varios juveniles.
José Pedro Damiani presentaba su  renuncia a la presidencia del Club Atlético Peñarol el día 24 de Julio del 2006  luego de que Peñarol saliera último en el Campeonato Uruguayo, y vuelve  inmediatamente asumiendo el cargo menos de dos días después, argumentando que  dio un paso al costado.
En la actualidad Peñarol, uno de  los equipos que acumula más títulos en el fútbol sudamericano, atraviesa una  crisis institucional y deportiva que pareció tocar fondo con su rápida  eliminación de la Copa   Libertadores de América 2009, torneo que supo ganar en cinco  ocasiones anteriormente. Los problemas de Peñarol no son nuevos y afectan desde  la cabeza.
En las recientes elecciones hubo  tres listas, duras acusaciones y recriminaciones entre los candidatos y esas  disputas, que se mantienen, se reflejan en la interna del club.
Los directivos realizaron una  fuerte apuesta económica y formaron en los últimos meses uno de las planteles  más caros, sino el mejor remunerado, del fútbol uruguayo. Un grande que quiere  levantarse para demostrar la guapeza que siempre le caracterizó.
Desde sus inicios los colores que  representaron al CURCC y posteriormente a Peñarol, han sido el amarillo y  negro. Esto a partir del distintivo ferroviario, que a su vez procede de la Locomotora Rocket,  diseñada y construida por George Stephenson, vencedora de una prueba de aptitud  en 1829, logrando de esta manera el contrato de la línea ferroviaria  Liverpool-Manchester, desde donde se expandió el modelo hacia el resto del  mundo.
La primera camiseta utilizada por  CURCC en 1891 consistió en camiseta dividida en dos mitades verticales -negro a  la derecha y a rayas amarillas y negras a la izquierda-, pantalón negro y  medias de igual color. En 1901 el club cambio su camiseta por una a cuadros  amarillos y negros. La indumentaria actual de Peñarol -camiseta listada  amarilla y negra- data de 1905 y desde entonces se ha utilizado casi  ininterrumpidamente con muy pocas variaciones, entre las que se pueden contar  el color de las medias -alternando entre amarillas y negras-, el color del  pantalón -amarillo en 2001-, así como algunas variaciones en la dirección de  las franjas en la camiseta.
En lo que respecta al uniforme alternativo, se sabe con relativa certeza que el primer uniforme utilizado fue una camiseta a cuadros, similar al uniforme titular utilizado en 1901, negros y naranjos. Desde entonces se han utilizado diferentes modelos, entre los cuales se cuenta una camiseta a franjas horizontales en 1985, camiseta amarilla y pantalones negros en 1987, así como uniformes totalmente negros, grises o amarillos usados en la última década. Adicionalmente han sido utilizadas camisetas de distinto color para partidos internacionales, especialmente el la década de los años 1960 y 1970.
El clásico del fútbol uruguayoEl primer enfrentamiento entre  Peñarol y su rival tradicional, Nacional, data del 15 de Julio de 1900, fecha  en la cual el CURCC se impuso por 2   a 0 con anotaciones de Aniceto Camacho. Debido a esto se  considera al clásico como la rivalidad más antigua fuera de las islas  británicas, no obstante, esta posición es discutida a causa de la controversia  que rodea la relación entre el CURCC y Peñarol. Fue durante esta etapa en la  cual CURCC se adjudicó la mayor goleada en la historia del clásico tras ganar  por 7 tantos 3, el 1º de Noviembre de 1911 en el marco de la Copa de Honor. En total,  considerando partidos oficiales y amistosos, CURCC y Nacional se enfrentaron en  59 oportunidades, con 24 victorias para CURCC y 20 para Nacional.
Ya bajo la denominación actual de  Peñarol el primer enfrentamiento contra Nacional, aconteció el 14 de Diciembre  de 1913. Durante el amateurismo Nacional obtuvo una leve ventaja en el  historial de partidos, sin embargo con la llegada del profesionalismo Peñarol  revirtió esta tendencia. A lo largo de esta etapa, han sido diversos los  episodios que han quedado en la retina de los aficionados, entre ellos uno de  los más recordados fue el denominado "Clásico de la fuga", ocurrió el  9 de Octubre de 1949 en el marco de la primera ronda de la Copa Uruguaya. A  término del primer tiempo Peñarol se imponía por 2 a 0, sin embargo, durante el  descanso previo a la segunda mitad del partido, Nacional decidió no salir a la  cancha y retirarse del encuentro a través de los vestuarios. Si bien en filas  de Nacional justificaron que el abandono del partido se debía a  disconformidades frente a los fallos arbitrales, los aficionados  "aurinegros" argumentaron que el motivo real del retiro habría sido  el miedo a sufrir una goleada de mayores proporciones. Desde 14 de Diciembre de  1913, Peñarol enfrentó a Nacional en 433 ocasiones, con 154 victorias y 138  derrotas.
Por lo tanto, al considerar las  distintas etapas amateur y profesionales en encuentros oficiales y amistosos,  tanto locales como internacionales e incluyendo los resultados obtenidos por el  CURCC, ambos clubes se encontraron 492 veces, con 178 victorias Manyas y 158  Tricolores, finalizando los 156 partidos restantes en empate.
En el ámbito futbolístico uruguayo, Peñarol y Nacional se disputan las preferencias de la afición. Generalmente, se sostiene que el país se divide en dos, en alusión a los hinchas de uno y otro club, y se considera que ambas instituciones se encuentran muy parejas en este aspecto. Los diversos estudios de opinión pública realizados al respecto no son concluyentes, al existir algunos que sitúan a Peñarol como el club con mayor cantidad de adhesiones, mientras que otros ubican a Nacional en dicha posición. En efecto, una encuesta realizada a nivel de todo el país por la consultora Datos en 1997, publicada por el diario El País, reveló que Nacional poseería el 45% de los hinchas, mientras que Peñarol el 42%. No obstante otro estudio realizado por la consultora FACTUM en 2006, contrapone ésta posición otorgando un 45% de las preferencias a Peñarol y un 35% a Nacional, esto según lo publicado en el diario uruguayo “El Observador”. La barra brava de Peñarol es conocida como La Caterva Aurinegra.
Los apodosAurinegro: En referencia a los colores de la casaca tradicional, amarillo y negro (tomados de la locomotora del ferrocarril).
Decano: Peñarol ha sido llamado Decano, por todos los medios de prensa escrita y oral hasta fines de los años 30, en referencia al club activo más viejo del Uruguay.El Cuadro de los Gringos: también llamado el cuadro de los "gringos" no solo por los que eran ingleses sino también por otros de diferentes nacionalidades, que por trabajar en el ferrocarril ya eran Peñarolenses por concepción. La gran mayoría de los empleados ferroviarios de fines de siglo 19 y comienzos de siglo 20 eran ‘gringos’ estos también eran sus primeros jugadores, dirigentes e hinchas.
El Cuadro del Pueblo: Peñarol es el primer cuadro de Uruguay y quizás de América que por su carácter obrero, humilde y popular, incorporó los sectores más populares en sus equipos y en su masa social. Peñarol, acunado en una villa obrera, acogió primero a los trabajadores del ferrocarril y luego a los hijos de éstos, que habían emigrado de la vieja Europa. El cuadro del pueblo, fue una expresión muy usada por los periódicos de comienzos del siglo XX, justamente por la característica popular del club.El Equipo de los Negros: Peñarol fue popularmente así bautizado debido a la gran cantidad de morenos que vestían la camiseta oro y carbón allá por principios del siglo XX, esto gracias a Isabelino Gradín, Juan Delgado y ‘Tatita’ Silva. Peñarol el primer equipo en incorporar a los negros del sur montevideano.
El Viejo Club: (idem a la referencia de Decano). Poco usadoFerrocarrilero: (idem a la referencia de Carbonero). Poco usado.
Manya: click aquíMirasoles: Se le llama así en connotación al girasol, oleaginosa cultivada en todo el mundo. ‘Mirasol’ es un seudónimo de esta hermosa flor que lleva los colores del club Peñarol.
EstadioPeñarol ejerce de local,  frecuentemente, en el Estadio Centenario, de propiedad estatal y que fue  inaugurado el 18 de Julio de 1930. Posee una capacidad de 76.609 espectadores,  mientras que el terreno de juego tiene dimensiones de 110 x 70 m. Esta emplazado en Parque  Battle, Montevideo.
No obstante, Peñarol dispone de  un estadio propio, denominado actualmente José Pedro Damiani (antiguamente  "Las Acacias"), inaugurado el 19 de Abril de 1916 y que cuenta con  capacidad para 12.000 espectadores. Si bien esta cancha está habilitada para  disputar partidos de primera división, normalmente no es utilizada por carecer  de una infraestructura acorde para el desarrollo de un partido de la  institución, aunque se ha utilizado en varias oportunidades. El Palco y el  portón de entrada de Las Acacias formaron parte del mítico Estadio Pocitos,  lugar donde se convirtiera el primer gol de un Mundial de fútbol.
Actualmente hay negociaciones por  parte del grupo inversor, Ficus Capital, y el club, con el fin de que Peñarol  cuente con un estadio propio que cumpla los requisitos para albergar no sólo  partidos del campeonato uruguayo sino también de las competiciones  internacionales. Primariamente la idea es construir un estadio desde cero que  albergue aproximadamente unas 35.000 o 40.000 personas, o bien remodelar “Las  Acacias” para que llegué a poseer dicho aforo. Sin embargo, la difícil situación  económica e institucional por la que actualmente atraviesa el club hace difícil  que éste proyecto se realice en corto o mediano plazo.
Palmarés
Torneos nacionales
* Campeonatos uruguayos en la era amateur (4): 1918, 1921, 1928 y 1929* Campeonatos uruguayos en la era profesional (36): 1932, 1935, 1936, 1937, 1938, 1944, 1945, 1949, 1951, 1953, 1954, 1958, 1959, 1960, 1961, 1962, 1964, 1965, 1967, 1968, 1973, 1974, 1975, 1978, 1979, 1981, 1982, 1985, 1986, 1993, 1994, 1995, 1996, 1997, 1999 y 2003
Torneos internacionales* Copa de Honor Cousenier (1):  1918
* Cup Tie Competition (1): 1916
* Copa Aldao (1): 1928
* Copa Escobar-Gerona (1): 1942
* Copa Intercontinental (3):  1961, 1966 y 1982
* Copa Libertadores de América  (5): 1960, 1961, 1966, 1982 y 1987
* Supercopa de Campeones  Intercontinentales -zona Sudamericana- (1): 1969
* Subcampeón de la Copa Conmebol en  1993 y 1994
Fuentes consultadas:
* Wikipedia
* Blog carbonero
* Página web oficial del Club  Atlético Peñarol
* Sr. Edgardo Andrada
* Libro “Los grandes clubes del  fútbol mundial”, Tomo I, Pág. 157   a 168
Campeón Intercontinental 1966
Campeón del Mundo 1982
Campeón de América 1987

















5 comentarios:
Un gran artículo para un gran blog.
Saludos desde Uruguay.
Gracias Álvaro por tus palabras. Es muy poco lo mío, solo hilvanar historias de la mejor manera. En este caso una gran historia como la de Peñarol.
Te mando un abrazo y gracias por la visita.
Tranquilo, nada que agradecer, fuera de joda es uno de los pocos blogs que disfruto al visitar.
Espetacular todo.Muy bueno el articulo y los vieos...felicitaciones por el blog y suerte!...un abrazo grande desde Uruguay.y Aguante Peñarol que es lo mas grande que hay.Saludos.
Carbonero de Corazón.
Gracias por tus palabras y por la visita!
Un saludo cordial.
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