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El rol del técnico a veces se torna insoportable. Hoy es asistente social, motiva, cuenta cuentos, entrena, tiene que ser ajedrecista durante el partido, lo llaman los jugadores en las vacaciones porque tienen conflictos con el contrato. Llega a la mañana al entrenamiento y tiene treinta problemas: un jugador está lesionado, el otro tiene enferma a la hermana, y así. Yo me retiré de la profesión por eso, hay que ser entrenador las 24 horas los 365 días del año. Y aunque el entrenador tenga ayudantes, tenga un equipo de trabajo, son muchos los problemas que debe afrontar: la relación con la prensa, la dirigencia, el plantel, su propio cuerpo técnico, la hinchada. Porque además tiene al barra brava que le pincha la goma del auto cuando el equipo no gana. Creo que es un rol muy loco, que da muchas ganas de agarrarlo porque da poder. Y además, genera esa adrenalina de caminar por la cornisa que se extraña cuando no se tiene. Pero por el otro lado te devuelve cada cachetazo tremendo.

(ROBERTO ALFREDO PERFUMO, ex futbolista y comentarista de TV argentino)

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