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La patada (Marcelo Bentaberry - Argentina)


(un cuento para leer con canilleras…)

-Y sí… reconozco que fui un poco fuerte, tal vez demasiado, pero... ¿qué querés que le haga??? El tipo me sacó, me hizo enojar como nunca, ¿qué le voy a hacer?
-Y sí… reconozco que fui bastante fuerte, o mejor dicho muy fuerte, pero estaba enojado, mucho, ¡¡muy, muy enojado!!
-¡¡El guacho se metió con Ofelia!! y a mi que no me toquen a la Ofelia, para mi la Ofe (así es como yo la llamo en la intimidad) es todo, es mi vida, es mi sol, es mi... TODO ¡¡Y no voy a permitir que ningún guacho la llame vaca, ni chancha, y menos gorda obesa, ¡eso es imperdonable!
-¡Yo sé que me quiso hacer calentar, pero que no se meta con la Ofe, ¡con ella no!
-Reconozco que está un poco entrada en kilos, pero igual la quiero, y ese guacho no se tenía que meter con ella. Si al final yo soy el que le da de comer, para eso le doy todo el sueldo, y tengo además del fútbol dos trabajos más. ¡La cama reforzada la compré yo, y la ropa XXXL la pago yo, no él!
-¿Qué se mete ese con la Ofe, me querés decir? ¿cómo no me voy a enojar?
-Si, reconozco que estuve un poco violento, y por eso creo que debo pedirle disculpas después de que han pasado estos días, o mejor dicho semanas, no, en realidad... 18 meses de la patada. Le tendría que pedir disculpas, pero él también a mí, porque no nos olvidemos que me ofendió a la Ofe!!
-¡Yo sé que estuve mal, que levanté un poco la pata en esa trabada, pero estaba enojado. Sé que fui mal y con la pata alta, y me di cuenta, que se me había ido la mano, cuando la otra pata mía le pegó en medio del estómago, pero con la derecha reconozco que me desubiqué.
-Con la derecha lo agarré en la rodilla, ¿y qué querés? Si me había ofendido a la Ofe!!
-Me di cuenta que tal vez lo había lastimado cuando sentí el ruido, ese crassssh me pareció feo, pero tené en claro que mi enojo era más.
-La sangre pensé que era de la boca de él, porque también le di un buen codazo, pero nunca pensé que la patada…
¿No me jodas, que no va a poder practicar ningún deporte nunca más? ¿que apenas puede doblar la rodilla con la ayuda de sus manos?
-¡Y bueno si me había ofendido a la Ofe, ¿qué querés? ¿qué lo felicitara?
-¿Pero algún deporte podrá practicar? Ah, no, ¿ninguno?
-Entonces que juegue al dominó, o al ajedrez, pero a mi Ofe no la toca nadie, y menos los rivales:
- ¡¡La Ofelia es la más grande!! ¿de qué te reís? ¿o querés que te pegue una patada a vos también?

(agradezco a Marcelo el autorizarme a publicar este soliloquio con todos ustedes, que intenta arrancar una sonrisa al lector en vez de ser una incitación a la violencia. Que quede claro. De no haber sido escrito con ese espíritu no estaría en este blog. Gracias Marcelo nuevamente.)

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