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La actualidad de Pelé, llevando su mensaje a todo el mundo de que él fue el mejor futbolista de todos los tiempos, contrasta con sus épocas de verdadero esplendor, donde mostraba la humildad de los grandes. Al menos eso parecía.
A propósito de ello, el inolvidable delantero de Peñarol de Montevideo de los años 60 y 70, el ecuatoriano Alberto Spencer, reflejó la imagen que tenía de Pelé en su biografía "El señor Spencer", escrita por Freddy Álava Muentes.
En uno de sus capítulos, recuerda dos anécdotas: "Peñarol y Santos eran, en los años 60, los equipos de moda y se cruzaban por todos lados; cumplía años Alianza Lima y llamaban a ambos cuadros, cumplía años Millonarios y no podían faltar Peñarol y Santos. En un cuadrangular disputado en Santiago de Chile, por esas coincidencias, las dos delegaciones se alojaron en el mismo hotel. La noche previa que jugáramos un partido, nos encontrábamos cenando, cuando alguien levantó la voz: -Ahí vienen los del Santos, no le demos bola porque andan agrandados.
Efectivamente, pasó el grueso del equipo brasileño, ingresando al salón muy en lo suyo, con la vista al frente, mientras nosotros comíamos con naturalidad. El hielo se rompió cuando Pelé, que se había retrasado, se acercó a la mesa, me encaró directamente y me dijo: "Qué tal Spencer, ¿tudo ben?'... Y seguimos conversando, demostrándome que, siendo una super estrella del fútbol mundial, poseía mucha humildad. En otra ocasión, en un amistoso veraniego jugado en el estadio Centenario, Peñarol estaba ganando por cinco goles. En esos momentos, antes de disputar una pelota, Pelé me pidió: 'Spencer, Spencer, avisa a los muchachos que ya parar...'.
El ecuatoriano no atinó más que a sonreír ante la inesperada ocurrencia del, por esos días, doble campeón mundial".

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