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Antes de que el seleccionado de Uruguay partiese hacia Brasil para disputar la Copa del Mundo de 1950, había en la delegación un clima enrarecido. El fútbol uruguayo venía de solucionar un problema con los futbolistas que había provocado una huelga en 1948. Un "detalle" que marcó a algunos jugadores, tildándoselos de "carneros"* por no haberse unido a los huelguistas que reclamaban mejoras.
Uno de ellos era Matías González, fuerte defensor, implacable en la marca, decisivo para jugar tamaño torneo. González no estaba bien visto en el plantel por no haber acompañado la huelga, y sus compañeros hasta le negaban el saludo. Pero ahí surgió la figura de Obdulio Varela, líder del grupo, guapo y de fuerte personalidad. Obdulio, el "Negro Jefe" reunió a todo el equipo y después de una breve introducción, dijo: "nadie sale de esta pieza sin saludar a este compañero", con obvia referencia al por entonces zaguero de Cerro.
Lógicamente, la sugerencia fue aceptada sin chistar. Para Obdulio Varela era la única forma de crear una unidad, un grupo de verdad, más allá de diferencias y personalismos. Era la única forma de lograr el objetivo tan anhelado por los uruguayos: traer nuevamente la Copa Jules Rimet al Uruguay. Y así fue que todo terminó en el glorioso Maracanazo, con Obdulio como figura en el medio de la cancha y un Matías González que tuvo una extraordinaria actuación en la defensa.

* Glosario
Carnero (trabajador que no se adhiere a una huelga)

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