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Normalmente para concurrir a los entrenamientos uno se pone de acuerdo con otro compañero, decidiendo el turno de la semana y el auto a utilizar. La elección se produce debido a la proximidad domiciliaria y a la afinidad que los pueda unir.
Me acuerdo perfectamente como fue aquel día, el "Puma" Carlos Morete me pasó a buscar con su coupé Renault "Fuego", roja, por mi departamento en Belgrano, al subir al auto el "Puma" me advirtió que me contaría un secreto, pero con una condición, que no se lo contara a nadie del plantel y menos al "Negro" Juan José López (en la imagen), porque el Negro no paraba de cargarlo.
Lógicamente le dije que me contara, por ese entonces después de un rato de estar en el auto, yo sentía un olor muy desagradable dentro del habitáculo. En medio de esa situación el "Puma" empezó el relato: "Pepe, gracias a mi abuela voy a volver a tener pelo y por consiguiente no se caerá más", acercándome la cabeza a mi nariz me pidió que oliera y que le dijese que sentía, lógicamente oculté, a fuerza de un gran esfuerzo, el hedor asqueroso que se instaló en mis fosas nasales respondiéndole que no sentía absolutamente nada, sí le pregunte el porqué de su actitud, contestándome que su abuela le había mandado un preparado a base de perejíl, ajo y otras yerbas, para que se lo frotara por su cabeza antes de dormir y no se la lavara por tres días, oculté mi risa y nos dirigimos rumbo al entrenamiento.
Apenas llegué, sin perder tiempo me fui al sector donde el "Negro" J.J. se cambiaba y le conté lo sucedido en el viaje con el Puma, pidiéndole por favor que le huela la cabeza, el Negro que lo volvía loco esperó al límite del horario para comenzar con el entrenamiento para que la concurrencia fuese mayor. Acercándose al "Puma" empezó a gritarle que tenía un olor nauseabundo en su cuero cabelludo e incitando a todos los compañeros a alejarse de su lado. El "Puma" me quería comer y no tuvo más remedio que contarles lo que había sucedido, lo que el "Puma" no tuvo en cuenta que el famoso preparado de su abuela había fermentado e impregnado de tal forma que se tuvo que lavar la cabeza con Espadol.

(anécdota extraída de la página web de José "Pepe" Castro)

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