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En los Juegos Olímpicos de 1996 disputados en Atlanta, Estados Unidos, el seleccionado de fútbol femenino del país anfitrión logró la medalla de oro.
Según el detalle de las crónicas de la época, la guardavallas del equipo, Briana Scurry, por entonces de 24 años de edad, había realizado una insólita promesa en el caso de ganar el torneo olímpico.
Scurry anticipaba que si llegaba el triunfo olímpico, recorrería las principales calles de Atlanta, desnuda y con la medalla de oro colgando de su cuello.
Fue asi que tras la final del torneo, cuando Estados Unidos venció a China por 2 a 1, en la primera participación del fútbol femenino en un torneo olímpico, aguardaban la actitud que tomaría Scurry en cuanto a cumplir la promesa.
Tras el triunfo, y como mujer de palabra, aprovechó la madrugada para salir de su hospedaje, y cuando no había ningún transeúnte, se desnudó dentro de su automóvil para luego comenzar a correr, por la Village Avenue, tal cual Dios la echó al mundo, portando solamente su oro olímpico. Una secuencia que fue filmada por una amiga. "Las promesas hay que cumplirlas. Si no hubiera hecho lo que hice, hoy estaría con una deuda espiritual muy importante" admitió la guardameta años más tarde.

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