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A mí la pelota me da una paz única. Y es una sensación, estoy seguro, que no va a cambiar nunca. Así lo viví en los potreros de Fiorito, así lo viví en la canchita de Argentinos, así lo viví en mi amada Bombonera, así lo viví en el césped lujoso de Wembley, así lo viví cuando llegué a la gloria en el Azteca y así lo sigo viviendo aunque sea en una cancha de showbol. A ver si se entiende: cambia el escenario, pero la escencia para mí es la misma, la del potrero. Por eso digo que yo no fui un chico de la calle: yo fui un chico del potrero.

(DIEGO ARMANDO MARADONA, prólogo del libro “Potrero”, del fotógrafo Gustavo Di Mario, editado por “Retina”)

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