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En la Copa del Mundo organizada por los Estados Unidos en 1994, el por entonces ex titular de la FIFA, Joao Havelange, quebró un rito o cábala, que venía respetando desde 1958.
Cuando Havelange fue al Mundial de Suecia del '58 como simple directivo del seleccionado de Brasil, no asistió a la final ante los suecos. Tanto viaje para no ir al estadio en la instancia decisiva, solo por una cuestión de nervios. Y Brasil fue campeón por primera vez.
Entonces, para respetar lo que se convertiría en una cábala, hizo lo mismo para el próximo Mundial que se realizó en Chile, en 1962. Havelange no fue a la final ante Checoslovaquia y Brasil nuevamente alzó la Jules Rimet.
En la Copa de 1966, en Inglaterra, vio los primeros partidos de su selección hasta que quedó eliminado. No hubo final para Brasil.
Entonces, para México '70, Havelange repitió su cábala de no ir a la final y Brasil logró el tricampeonato, al derrotar a Italia.
Claro que al ser titular de la FIFA, le era imposible no ver los partidos y Brasil no pudo dar la vuelta olímpica ni en 1978, 1982, 1986 y 1990.
Pero en los Estados Unidos, en 1994, Havelange, desde el palco de honor pudo presenciar, por primera vez -aunque mediante penales- como Brasil se consagraba tetracampeón del mundo, también frente a Italia. Y se acabaron las cábalas.

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