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En 1972, ese fantástico futbolista que se llamó Waldir Pereira, “Didí”, dirigía a un River Plate con muchos problemas, a tal punto que tres goleadas consecutivas por 4 a 0 contra Rosario Central, Boca y San Lorenzo, le costaron el puesto.
Justamente antes de aquel último encuentro, contra San Lorenzo, sus dirigidos quisieron ponerlo en antecedentes sobre el delantero azulgrana Rodolfo "Lobo" Fischer: “Mire que es un delantero muy peligroso, Maestro”, le dijeron, agregándole que “habría que ponerle un hombre encima para no dejarlo recibir y girar”.
Didí los escuchó sin alterar su serena imagen, mientras sostenía en una mano el infaltable café y en la otra un cigarrillo. “Ustedes no se preocupen por el Lobo Fischer, es un jugador que se marca solo”, los tranquilizó el estratega del triunfo brasileño en el Mundial de Suecia.
Conclusión: perdieron 4-0, Fischer fue imparable y Didí tuvo que ir a buscar trabajo.

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