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¿Cuántas veces por semana iba al casino cuando jugaba en el Mónaco?

Ninguna, porque los accionistas, que tienen el 51% del Mónaco, no les permiten a los empleados ir al casino. Y están todos identificados. Por eso nos íbamos siempre a otro lado: a Cannes, a Niza… Si allá el director del casino era el capo de la barra, el supporter mayor.

¿Por qué duró tan poco su paso como técnico del Atlético de Madrid?

Gil y Gil estaba enojado porque había llevado al “Negro” Villarreal y él quería meter a un brasileño. De entrada fue todo bien, personaje el tipo, quiere llamar la atención y hace cosas que no debe. Al final resultó ser medio cagón el gordo ése.

¿Cuál fue la gota que rebasó el vaso?

Vino al vestuario y quería hablar antes de un partido. ¿Qué carajo va a hablar en el vestuario? Estaba el alemán Schuster, que por su religión no toma remedios ni se infiltra, y no podía jugar porque tenía la pierna a la miseria. Bueno, él hinchaba las bolas y quería que lo pusiera. Me hinchó tanto los huevos, que lo mandé a la puta que lo parió y le dije que dirigiera él. Y me fui a la mierda 40 días después de haber asumido.

(JOSÉ OMAR PASTORIZA, recordado ex jugador y técnico argentino en revista “El Gráfico”, Noviembre de 2002)

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